Causa de beatificación de Marcelo Van

Un santo para el Tercer Milenio

La Causa de beatificación de Marcelo Van se abrió en 1990. El primer postulador de la causa fue el Cardenal Francisco Nguyen Van Thuan.

La comisión diocesana se encuentra en la fase de recopilar un archivo completo: documentos legales, actos, escritos de Van, censura teológica, objetos, testimonios de reputación de santidad o influencia espiritual. El archivo, después de la opinión favorable del obispo, se transmitirá a la Congregación para las Causas de los Santos. Un relator será responsable de establecer una «positio». Los consultores teológicos emitirán sus juicios y los transmitirán a los obispos y cardenales, para que puedan pronunciarse sobre la Causa.

Organización de la Causa

https://marcel-van.wixsite.com/beatificationdevan/organisation-de-la-cause

Testimonio del Cardenal
Francisco Xavier Nguyen Van Thuan

Cardenal Francisco Nguyen Van Thuan

«Hemos visto como el Señor condujo a Marcelo Van y permitió que fueran minuciosamente recogidos detalles sobre su vida, en condiciones casi imposibles. Prefiero dejarles descubrir personalmente, a través de las páginas que van a leer, el misterio de la gracia, del amor de Dios actuando en un alma muy humilde, muy pequeña, para hacer de él su instrumento en la transmisión de su mensaje, el mensaje del Evangelio y de la Esperanza.

Los escritos de Marcelo Van son importantes por distintas razones: porque llaman la atención sobre la situación y necesidades de nuestro mundo actual, a través de la experiencia de un muchacho del Vietnam del Norte, que da testimonio de su esperanza siguiendo a Teresita del Niño Jesús. Toda su vida supo transformar el sufrimiento en alegría, tanto durante su infancia difícil, como durante su vida de religioso Redentorista, ofrecida hasta la muerte […].

La Iglesia de Vietnam y la Iglesia de Francia son dos Iglesias gemelas […]. Ambas Iglesias no están unidas por vínculos políticos, diplomáticos, culturales o económicos, sino por vínculos que superan todo: los de la fe compartida entre nuestros dos países. Estos vínculos están sellados con la sangre de nuestros mártires, sacerdotes, religiosos y laicos.

Marcelo Van siempre rezó y esperó que estos vínculos de fe progresaran y se desarrollaran cada vez más, para que se cumpliese la misión que Teresa del Niño Jesús había recibido al ser designada para ir al Carmelo de Hanoi. Su débil salud se lo impidió, pero su corazón está en Vietnam. Marcelo Van, su “hermanito”, recibió como misión seguir con ella la evangelización de Vietnam, para llevar el Evangelio, no únicamente a los cristianos, para hacerlos más perfectos y santificarlos, sino a todos, en especial a los no católicos, e incluso a los comunistas.

La Causa de Marcelo Van es importante porque nos ofrece una visión del futuro, no solamente para los próximos años, sino también para todo el tercer milenio. Este futuro atañe no solamente a Vietnam, sino a toda la cuenca del Pacífico.

La publicación de los escritos de Van nos recuerda que en nuestra época seguimos vivimos la Pasión y Resurrección de Cristo. Vemos en el exterior y el interior mismo de la Iglesia, multitud de desafíos, tentaciones, pruebas, crisis, persecuciones, vicios, descristianización, indiferencia. Felizmente, Dios nunca abandona a la Iglesia, porque en cada época la sigue guiando a través del Magisterio, ciertamente, también a través de las grandes instituciones, y en muchas ocasiones gracias también a los testimonios de los humildes […]. 

Dios nos ha enviado un pequeño religioso vietnamita, llegado del extremo del mundo, para llevar su mensaje al mundo entero: un camino sencillo, humilde, evangélico, un camino de servicio a la Iglesia, en la comunidad. Y los santos marcan su tiempo. Teresa marca su tiempo. Van, marca su tiempo.

La espiritualidad de Van nos fascina. Por mi parte, he grabado una frase en mi memoria para siempre: “He aquí, ahora, la última palabra que dejo a las almas: les dejo mi amor. Con este amor, por pequeño que sea, espero saciar a aquellas almas que quieren hacerse pequeñísimas para venir a Jesús. Eso es lo que quisiera describir, pero con mi poco talento me faltan las palabras para hacerlo”.

Dios ha querido elegir a este pequeño servidor, como eligió a David, a Juana de Arco, a Teresa, para confundir a los prudentes y los fuertes y para manifestar al mundo su misericordia. Marcelo Van es uno de estos centenares de rostros jóvenes que rebosan una alegría y un amor que nace del corazón, allí donde vive Dios, para devolver la esperanza al mundo de hoy».

Cardenal Francisco Xavier Nguyen Van Thuan,
Antiguo Arzobispo coadjutor de Saigón,
Presidente de la Comisión Justicia y Paz,
Primer postulador de la Causa de beatificación de Marcelo Van,
(Del prólogo a la Autobiografía de Marcelo Van).

Para ver el testimonio completo ir al apartado siguiente: Cardenal Van Thuan y Van

Testimonio de D. Francisco Pérez González,
Arzobispo de Pamplona-Tudela
sobre Marcelo Van y el Cardenal Van Thuan

«Dos grandes testigos de esperanza para la Iglesia de hoy y para nuestro tiempo; dos confesores de la fe, que desde el sureste asiático nos ha regalado el Espíritu Santo: el joven religioso Marcelo Van, cuya vida estuvo marcada desde niño por el estigma del sufrimiento y que murió en uno de los campos de internamiento, reeducación y trabajos forzados del Vietnam, y el Cardenal Van Thuan, Obispo coadjutor de Saigón, que sufrió también la cárcel y posteriormente el destierro y cuya vida se ha convertido en un gran testimonio de esperanza para nuestro tiempo y para la sociedad en este inicio del Tercer milenio. Ambos son contemporáneos y ambos están en proceso de Beatificación.

Dos vidas, en apariencia muy distintas: por una parte el Cardenal Van Thuan procedente de una gran familia y por otra parte Marcelo Van, de una familia muy sencilla. Ambas unidas, sin embargo, por unas mismas raíces nacionales y espirituales, un mismo tiempo convulso, un mismo espíritu y una misión común, no sólo para el Vietnam o para el Oriente Asiático sino universal: transformar el sufrimiento por el amor y la confianza en camino de esperanza, y por lo tanto de paz y de alegría. Dos vidas que se cruzan y se complementan.

Nuestro tiempo está marcado por multitud de contradicciones y sufrimientos. Tenemos la sensación que de que el mal lo asedia todo. En muchas personas se percibe temor, miedo, decepción, tristeza y desesperanza. El Maligno no cesa de crear sus redes de odio y de confusión, acosando en lo más íntimo y sagrado que hay en el ser humano. Por otra parte constatamos, cada vez más, en muchas partes del mundo un rechazo a la fe cristiana, hasta la persecución con sangre y el martirio. ¿Nos encontramos ante un mal que de manera grotesca e insolente parece prevalecer? ¿Nos rendimos ante él, resignándonos a su poder? Este libro nos sitúa en el camino que el Señor ha querido abrirnos a través de estos testigos de la fe, de la esperanza y del amor de nuestro tiempo, a fin de que nosotros podamos  aprender a situarnos ante él y respondamos, como hicieron ellos, a su desafío. 

El ejemplo de ambos nos ayudará a tener una mirada más sobrenatural sobre nuestra vida y sobre las circunstancias de nuestro tiempo y a abrazar las cruces que lleguen, en las que, como nos dice San Pablo, se hace presente Cristo: “Estoy crucificado con Cristo: vivo, pero ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que vivo ahora en la carne la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2, 19-20). 

Junto a tantos bienaventurados, el Cardenal Van Thuan y Marcelo Van nos están ayudando desde el cielo a sanar nuestras heridas en este hospital de campaña que es la Iglesia y a ofrecer como remedio el Amor Misericordioso del Señor a tantos hermanos nuestros que se acercan a ella con sus heridas y pecados».

Mons. Francisco Pérez González,
Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela,
Presidente de la “Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación con las Iglesias” de la Conferencia Episcopal Española.
(Del prólogo al libro sobre el Cardenal Van Thuan y Marcelo Van: Dos vidas, un mensaje).