Autobiografías paralelas

Autobiografía de Van, un relato en paralelo
con Historia de un alma de Santa Teresita

Historia de una alma de Santa Teresita
y Autobiografía de Marcelo Van

Como su hermana Teresita

Cuando Van se propone responder a la petición de su maestro de novicios, el P. Antonio Boucher, de que escriba el relato de su vida, toma como modelo para estructurar su relato la Historia de un alma de su hermana Santa Teresita.

Marcelo Van se va a presentar en su Autobiografía, como una pequeña flor, haciendo suyas las palabras de su hermana Teresita:

«Si una pequeña flor pudiera hablar, diría simplemente lo que el buen Dios ha hecho por ella. Reconocería francamente que es una criatura frágil, pronta a marchitarse, pero estaría orgullosa también de su belleza, de la frescura de sus colores, de su encanto tenue, de su perfume delicado y de todas las otras cualidades con que la naturaleza la revistió» (Historia de un alma, Manuscrito A 3).

Edición de 1940 de Historia de un alma

Como una flor de Dios

Se reconoce “como una flor de Dios” e invita a su director espiritual a cantar con él un cántico de alabanza a la misericordia infinita de Dios:

«Afirmo que mi alma es también como una flor de Dios. Todo lo que poseo y todos los acontecimientos de mi vida, ha sido Dios mismo quien me los ha regalado desde siempre. Entonces, también puedo narrar todas las gracias con las que Dios ha adornado mi alma, para cantar con usted, Padre, un cántico de alabanza a la misericordia infinita de Dios» (Aut. 3).

Mi alma es también como una flor de Dios

Igual que hiciera antes Santa Teresita, Van indica a su director espiritual que su único objetivo al escribir su historia es cumplir perfectamente la voluntad de Dios:

«Mi único objetivo escribiendo esta historia es cumplir perfectamente la santa voluntad de Dios. Hasta ahora nunca se me había ocurrido servir de intermediario entre la gracia divina y las almas. Mi único anhelo es ser una flor silenciosa, que oculta su belleza en el corazón de Dios. Sin embargo, Dios no está obligado a seguir esta voluntad. Al contrario, debe realizar las palabras salidas de su boca: «no se enciende una lámpara para ocultarla en una vasija de barro». Él ha querido que yo, como una flor, revelara mi belleza y derramara mi perfume a plena luz del día para cumplir bien con mi destino» [Aut. 3]. 

También como Santa Teresita, se reconoce a sí mismo como una rosa, que Dios ha hecho preciosa, pero a costa de largos años de trabajo y de sufrimiento:

Y ahora, Padre, me verá como una rosa que Dios ha adornado con innumerables gracias escogidas. Pero para hacer de mí una hermosa rosa, necesitó de largos años para quitar las malas hierbas y regar por medio de muchos sufrimientos y lágrimas» [Aut. 4].

Una rosa que Dios ha adornado
con inumerables gracias escogidas

Un pétalo desprendido

Marcelo Van le expresa a su director espiritual  a través de la imagen del pétalo desgajado de la flor el resumen de su vida, que gracias a la fuerza vital del Amor divino aún conserva su belleza, «para testimoniar así el Amor infinito del corazón de Dios»:

«Padre, después de haber leído el título de mi historia, imagino que usted debe de haberse hecho una idea de la vida frágil y enclenque de este pétalo desafortunado. Lo desprendieron; y, si actualmente ve que todavía tiene alguna apariencia de belleza, es gracias a la fuerza vital que el Amor divino le ha comunicado. Aunque muchas veces haya conocido la amargura y la dificultad, aplastado bajo la violencia del viento, aun así, sigue vivo, y en este momento puede contar su propio destino para testimoniar el Amor infinito del corazón de Dios» [Aut. 7].

Le expresa su destino, que es ser un pétalo desgajado de su flor, marcado por tanto sufrimiento:

«Como mi destino es ser un pétalo desprendido, pienso que en mi vida no habrá casi ninguna dulzura. El sufrimiento, he aquí la imagen de toda mi vida. Sí, Padre, es verdad, muy temprano conocí el sufrimiento, y casi toda mi vida ha sido un sufrimiento» [Aut. 7] .

Pétalo desgarrado
«para testimoniar el amor infinito del corazón de Dios«

A pesar de ser consciente de ser un pétalo desprendido, también reconoce que vivió en su primera infancia una existencia hermosamente feliz.

Las tres etapas de su vida

A continuación presenta las tres etapas de su vida, que corresponden a las tres etapas de la vida de su hermana Santa Teresita. Él es el pétalo, y Santa Teresita la flor. Estas son las tres etapas:

  1. La infancia: Desde su nacimiento hasta la separación de su familia, con 7 años, para empezar como aspirante su formación para ser sacerdote (1928-1935).
  2. Llegar a ser sacerdote: Desde su entrada en la escuela infantil como aspirante al sacerdocio con hasta la gracia de la Navidad de 1940, con 12 años (1935-1940).
  3. Colmado de alegría en el Amor: Desde su gracia de la Navidad de 1940, en que es fortalecido, hasta nueve años antes de su muerte, en que termina su Autobiografía con 22 años(1940-1950).

Santa Teresita también concibe las memorias de su vida en tres tiempos fundamentales:

  1. Su infancia: Desde su nacimiento, marcada por una extraordinaria sensibilidad ante el sufrimiento, hasta la gracia de la Navidad.
  2. Preparación para su entrada en el Carmelo: Desde la gracia de la Navidad, en que es fortalecida en su natural débil para poder entrar en el Carmelo, hasta su entrada en él.
  3. Entrada en el Carmelo y descubrimiento de su misión: Desde su entrada en el Carmelo, hasta su muerte, pasando por el descubrimiento de su vocación («en el corazón de la Iglesia mi madre yo seré el amor«), el pequeño camino de la infancia espiritual, el descubrimiento del poder de la oración y del sacrificio, y su «ofrenda al Amor Misericordioso».

Para profundizar:

Van, hermanito espiritual de Teresa, Padre Pierre Descouvemont y Monseñor Guy Gaucher, Amis de Van Éditions.