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La gracia de la noche de Navidad
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Última etapa en la vida de Van
Como Santa Teresita, Marcelo Van también tiene su propia gracia de Navidad. Es la gracia que les fortaleció a los dos en su particular sensibilidad que tanto les hacía sufrir y que se ponía como obstáculo en su caminos para poder amar hasta el final.
Con esta gracia de la Navidad comienza la tercera etapa de la vida de Van, «la estación de las grandes alegrías» (Aut. 437) , como afirmó el propio Van.
«Es un dulce recuerdo que llevo grabado en mi memoria, hasta en sus más mínimos detalles, para siempre. No sé si aquel día Santa Teresita intervino de alguna manera; pero el favor que recibí aquella dichosa noche, no difiere en nada del que en otro tiempo recibió Santa Teresita. Mi situación no cambió. Navidad se acerca y mi corazón grita de alegría cuando lo pienso. Sueño con el momento en que se me dará a contemplar el dulce rostro del Niño Jesús, sonriéndome en la noche. El solo hecho de verlo espiritualmente me conmueve y mi corazón rebosa de amor» (Aut. 437) .
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El sufrimiento, regalo del Amor
Van no entiende el misterioso sentido del sufrimiento. Sufrir le acobardaba. En esta noche Jesús lo fortalecerá:
«Aquel año, al acercarse la Navidad, ya no soñaba con los regalos que recibía en los tiempos de mi niñez. Comprendía que esta vez mi regalo de Navidad había sido preparado por todas las lágrimas y sufrimientos que acababa de vivir. Pero el sentido misterioso del sufrimiento se me escapaba del todo y por tanto la razón por la que Dios me lo enviaba. Por eso, en lugar de alegrarme de tener que sufrir, como era natural, me encontraba afligido. Dios me hará comprender que el sufrimiento es su santa y misteriosa voluntad, el regalo del Amor. Mi corazón continúa abrumado por el miedo al sufrimiento; sufro, y aunque instintivamente huya del sufrimiento, ya no soy tan cobarde» (Aut. 438).
Siente su corazón frío y vacío. Van suspira por la venida de Jesús. En un momento Jesús llega, y con Él una alegría sobrenatural que lo fortalece interiormente y lo transforma:
«La misa de gallo comienza. Mi corazón se prepara con cuidado para recibir a Jesús. En mi alma hay tanta oscuridad y hace tanto frío como en una noche de invierno. Ya no sé en dónde buscar la luz y un poco de amor para calentar la casa vacía de mi corazón. En ese momento sólo Jesús es toda mi esperanza. Suspiro por su venida… y únicamente por su venida. La hora tan deseada llega… Y abrazo a Jesús presente en mi corazón. Una inmensa alegría se apodera por completo de mi alma; estoy fuera de mí, como si hubiera encontrado el más precioso tesoro nunca hallado en mi vida… ¡Qué felicidad y qué dulzura! En ese momento, ¿por qué me parecían tan bellos mis sufrimientos? Imposible decirlo, imposible describir esta belleza comparándola con ninguna belleza de la tierra. Lo único que puedo decir es que Dios me ha dado un tesoro, el más preciado regalo del Amor» (Aut. 438).
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Una inmensa alegría se apodera por completo de mi alma;
estoy fuera de mí, como si hubiera encontrado
el más precioso tesoro nunca hallado en mi vida
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Descubrimiento de su misión:
cambiar el sufrimiento en felicidad
«En un instante, mi alma fue enteramente transformada. Ya no temía al sufrimiento; al contrario, me alegraba y me complacía en encontrar ocasiones para sufrir. En adelante, mi bandera de conquista ondeará sobre la colina del Amor. Dios me ha confiado una misión: la de cambiar el sufrimiento en felicidad. No suprimo el sufrimiento, sino que lo cambio en felicidad. Sacando fuerzas del Amor, mi vida en adelante ya no será más que fuente de felicidad. Ante todo, he podido vencerme a mí mismo. Muy a menudo, mi carácter demasiado sensible me ha hecho sufrir mucho más que los desgraciados acontecimientos exteriores. Ahora sentía ligero mi corazón y afrontaba audazmente cualquier sufrimiento» (Aut. 439).
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Para profundizar:
Teresa y Van, sufrimiento y alegría: la paradoja del Amor, Padre Louis Menvielle, o.p., Amis de Van Éditions.
El misterio del sufrimiento en Van, Padre Olivier de Roulhac, O.S.B., Amis de Van Éditions.
Las misiones de Van, Padre Olivier de Roulhac, O.S.B, Amis de Van Éditions.
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