Mes de María, 1 de mayo

Viernes 1 de mayo

Evocando los años de su más tierna infancia, recuerda las ofrendas de flores y las oraciones que en el mes de mayo ofrecía a la Virgen María, y de cómo ya desde entonces se ofreció a ella:

«Todos mis buenos sentimientos e intenciones los acumulaba sobre el altar de mi Madre María, mirándola con ternura, esperando que me aceptase como el capullo tierno de una florecita acariciada por la brisa del mundo. Pero temía que un día mi alma se marchitara; se la ofrecí desde mi niñez para que, gracias a la protección maternal de María, mi alma conservara siempre su frescura hasta el fin de mi vida. Desde aquel momento, he sentido en mi corazón una alegría desbordante. Esto me da la certeza de que María me ha mirado y ha concedido a mi alma una misteriosa sonrisa. Esta alegría es el testimonio del compromiso de la Virgen de custodiar una eterna frescura a la flor de mi corazón».

 Marcelo Van,
Apóstol del Amor Misericordioso
(Autobiografía, 39)

Oración a la Virgen

Madre Inmaculada, también yo en este día quiero ofrecerte la flor de mis más puros sentimientos, de mi amor y de mi gratitud filial a ti por haberme acogido como hijo y protegido hasta el día de hoy, y de mi voluntad de ser fiel a tu Hijo hasta la muerte. ¡Cuántas veces el pecado ha marchitado a tu pequeña flor! Acepta mi entrega total ti. Custódiame, guárdame bajo tu manto y condúceme siempre a tu Hijo, como lo hiciste con los sirvientes en las bodas de Caná, al decirles: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5). De este modo, mi alma conservará y renovará siempre de nuevo su frescura y su alegría.

Consagración a la Virgen

Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.


Jaculatoria

Madre del total abandono, me entrego a ti sin reservas