Miércoles 27 de mayo
“Historia de un alma”, de Santa Teresita del Niño Jesús, era el libro que más convenía a su alma. Incluso se podría afirmar, como reconoció el propio Van, que era la descripción de su propia alma, la historia de su propia vida, por las semejanzas con su propia vida que encontró en él. A partir de este encuentro con Santa Teresita, la tomará como su hermana mayor. Así lo describe Van:
« Aquella tarde, había recibido una fuente de gracia y de felicidad. El libro Historia de un Alma se había convertido en mi mejor amigo; me seguía a todas partes, y no cesaba de leerlo y de releerlo, sin jamás cansarme. En él no había ningún hecho que no estuviera en conformidad con mi pensamiento; y lo que más me apasionaba, mientras lo leía, era comprobar que la vida espiritual de Teresita era idéntica a la mía. Sus pensamientos, incluso sus “Sí” y sus “No”, estaban en armonía con mis propios pensamientos y con los pequeños hechos de mi vida. Me gustaba mucho el capítulo en el que cuenta su niñez en medio de su familia, pero también me conmovía al leer las páginas en las que describe la muerte de su madre y su adiós a su familia. ¡Era muy triste! Me faltaba el aire cuando al mirar mi vida pasada constataba que no había ninguna diferencia entre mis dolores y los suyos.
Realmente, nunca he encontrado en mi vida un libro que estuviera tan bien adaptado a mi pensamiento y a mis afectos como Historia de un Alma. Y puedo confesar que la historia del alma de Teresita es la historia de mi alma, y que Teresita es mi misma alma. Por eso, a partir de ese día, sentí la necesidad de intimar con ella, como un hermano pequeño con su hermana mayor ».
Marcelo Van,
Apóstol escondido del Amor Misericordioso
(Autobiografía, 579).
Oración a la Virgen
Madre Inmaculada, el pequeño Van encontró en Santa Teresita una santa a la medida de su alma. Ella le confirmará en la sencillez y en la confianza en el trato con Dios y le formará en la actitud de infancia espiritual con Él y contigo. De este modo, lo conducirá en la confianza a un total abandono en Dios y en ti. Van se abandonará en cada momento de su vida en vuestro amor, como tú te abandonabas en el amor de Dios. Madre, yo también quiero vivir confiado y tranquilo en los brazos de Dios, consciente de que vela por mí, de que su amor jamás me abandona y de que todo lo que dispone o permite será para mi bien. Sé que Dios te ha establecido como Madre nuestra y como Mediadora de todas las gracias, poniendo en tus manos la distribución de todas sus gracias. Por eso también quiero vivir contigo, como un niño en brazos de su madre, recibiéndolo todo a través de ti. Madre del total abandono, me entrego a ti sin reservas.
Consagración a la Virgen
Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
Jaculatoria
Madre del total abandono, me entrego a ti sin reservas.
–
–