–
«Padre infinitamente bueno, tu hijo Marcelo Van, estimulado por el ejemplo de los santos y consolado por la ternura materna de la Virgen María, se entregó enteramente a tu amor. A él le concediste la misión de convertir el sufrimiento en felicidad.
Oh Jesús, concédenos que siguiendo el ejemplo de Van, «siempre alegre por el amor», te sigamos por el camino de la ofrenda y de la sencillez con una confianza inquebrantable en tu amor.
Espíritu Santo, que atraído por la debilidad de Van, lo has inflamado en el amor.
Conceded a la Iglesia proclamar un día su santidad y a nosotros concedednos la gracia que os pedimos apoyados en su intercesión (decir la gracia que se implora). Amén
Imprimatur: Bourg-en-Bresse, 7 de octubre de 2011.
–
–