–
Van intercesor
La vida de Van es una continua intercesión, especialmente por los niños, por los sacerdotes, por su querido Vietnam, por Francia, por los ateos que no conocen el amor de Jesús, para que llegue su Reino de Amor a todos los hombres.
En noviembre de 1945 Jesús dicta a Van una increíble oración para que pueda leérsela cuando no sepa qué decirle. Expresa con fuerza su misión de intercesor. Empieza en un movimiento de ofrenda que va creciendo hasta la ofrenda total de sí mismo: déjame sacrificarte mi vida. Sigue en un acto de amor: es para agradarte. Después pide la conversión de los sacerdotes, que son los primeros artesanos de la edificación de la Iglesia. El final es una urgente llamada parecida a la primera epístola a los Corintios: Maranatha, ven Señor (1Co 16, 22).
«¡Oh Jesús, mi único Amado! Te ofrezco, como te lo he prometido, mi corazón, mis suspiros, y todo mi ser. Dispón de mí como quieras para que tu obra se cumpla perfectamente.
¡Oh, amor mío! ¿Deseas acaso algo más? Ya que te dado todo, sólo me queda el poco amor que me has dejado para consolarme; solamente me quedan los dulces besos y las caricias que me prodigas en tu amor por mí. ¡Oh, Jesús! Si es necesario toma todo esto para hacer lo que quieres. Pero si te falta todavía un alma para completar el número de ellas que tú deseas, me queda todavía mi vida; déjame sacrificártela para agradarte.
¡Oh, Jesús! El único deseo que tengo yo, tu pequeño amigo, es el de agradarte, ¡oh Jesús, mi Amor!
Deseo que el Reino de tu amor llegue sin tardar al corazón de los sacerdotes, para que las almas tengan parte en la felicidad y la paz que le seguirán. Date prisa Jesús para que podamos manifestarnos de nuevo nuestro amor como antes» (Col. 59-60).
Jesús también le prometió que su misión no terminaría con su vida en la tierra, sino que continuaría en el cielo.
Creamos en la promesa que le hizo Jesús, no dudemos de la misión que Él le ha confiado y acojámonos a su poderosa intercesión.
–
Novena a Marcelo Van
Pequeño Marcelo Van,
tú que sabes comportarte como un niño inteligente e inoportuno,
preséntate primero ante nuestro Padre,
toma sus manos o incluso arrodíllate ante Él,
coloca tus dos manos sobre sus rodillas
y dile así:
“Oh padre, te quiero mucho.
En este momento necesito un favor para mi hermanito……..
Ven a curarlo,
alivia sus dolores,
llévate sus ansiedades,
y ayúdale en la necesidad que tiene.
En nombre de tus méritos y tu amor,
te ruego que me concedas este favor.
Oh Madre querida,
para quien todo lo que es importante para tus pequeños
es importante para ti,
concede a tu pequeño hijo Marcelo Van
este favor”.
Padre Nuestro. Ave María y Gloria
–
–
Marcelo Van, ruega por nosotros
Marcelo Van, sé nuestro intercesor
Marcelo Van, atiende nuestras súplicas
–